La preparación de una boda está llena de partidas. Muchas de ellas se llevan el protagonismo por su difícil gestión, la antelación que necesitan y su volumen, dejando a elementos más pequeños sin una pizca de atención. Ese error puede costaros algunos disgustos con los detalles que, aunque de menor tamaño, pueden sembrar la diferencia.
En este caso, la tarta es la primera prueba de fuego como marido y mujer, aunque solo sea simbólica, y debe cumplir vuestras expectativas de sabor y aspecto. Así, sigue estos 5 pasos y no metas la pata con el gran pastel.
1. Tener en cuenta tu presupuesto y el espacio
2. Conocer todas las alternativas
3. Adaptar la tarta al tipo de boda y menú
4. Buscar al profesional adecuado
5. Consejos
1. Tener en cuenta tu presupuesto y el espacio
Ya sabemos que el presupuesto va a determinar un gran número de detalles de la boda. Con la tarta o pastel nupciales también ocurre, ya que las opciones son abundantes, tanto por los tipos de tarta como los profesionales implicados.
En primer lugar, debéis saber si el servicio de catering o el espacio que habéis contratado incluye la tarta o si tenéis que buscar vuestro propio camino en la búsqueda de esta importante partida. También podéis hacer la guerra por vuestra cuenta desde el primer momento y lanzaros a la espesa jungla de pasteleros y profesionales que, con sus diferentes formas de hacer las cosas, diseñen la mejor tarta para vuestro gran día. Sin embargo, este punto es importante porque no todos los lugares de celebración que ofrecen servicio de tarta permiten la llegada de postres de otros proveedores. Uno de los motivos, y el más importante, es que, en caso de intoxicaciones o problemas alimenticios derivados del pastel, se puede formar un problema importante, ya que se abrirá una investigación que busque desentrañar el verdadero motivo del desaguisado. Ante esto, es mucho mejor informarse previamente de las reglas del espacio contratado.
El presupuesto es clave porque la calidad se paga. En este sentido, tanto los maestros pasteleros de siempre como los nuevos, duchos en el arte de innovar, suelen tener unos honorarios más o menos elevados que os tendréis que plantear antes de nada. Pero estableciendo un precio general, pensad en unos 5 o 7 euros por invitado, y según el número total de los mismos, llegaréis a una cifra aproximada. Así, la tarta al completo se movería entre los 500 y los 1000 euros, colocando una media de 100-200 personas por boda.
Evidentemente, el precio varía en función de los detalles que incluyas en el diseño final. Por ejemplo, las flores, los diseños especializados, el pan de oro o de plata, el número de pisos… Todo ello requiere más o menos trabajo y puede elevar el precio considerablemente.
Las claves para que acertéis en la elección: La tarta tiene que reflejar vuestra personalidad, los dulces personalizados son auténtica tendencia. No solo se trata de un elemento estético, cada temporada tiene unos sabores e ingredientes adecuados y es recomendable hacer una prueba previa. Por supuesto, es importante que la persona que os realiza la tarta conozca vuestro menú y lo valore a la hora de elegir sabores y texturas.
2. Conocer todas las alternativas
Entre las tartas que triunfan hoy en día, encontramos las viejas rockeras que siguen llenando el estómago en las bodas más clásicas. Sin embargo, en los últimos tiempos, han surgido un gran número de variantes de corte vanguardista o vintage (los clásicos que ya no son clásicos) que se han metido en el bolsillo a buena parte de las parejas actuales. Entre las más utilizadas, encontramos todas estas:
La clásica (o fondant) se construye con una pasta (llamada fondant) de color blanco utilizada para multitud de pasteles o dulces. Es la tarta de bodas por excelencia y que siempre verás en películas o dibujos, pero sigue triunfando como homenaje a tiempos pasados y porque, en ciertos momentos, muchas personas prefieren respetar la tradición.
La naked cake es una de las grandes tartas de los últimos tiempos. Su estilo vintage, que recuerda a los pasteles de siempre, ha supuesto un cambio respecto a las tartas de los últimos años porque muestra el interior del pastel, dejando a un lado las coberturas y los colores. De ahí su nombre, “tarta desnuda”. También triunfa por las variadas decoraciones que suele inspirar: flores, frutas…
La tarta acuarela (o al lienzo) ha ganado adeptos por su bella y plácida apariencia, ya que, utilizando colores suaves, mezcla tonos y envuelve cualquier pastel (el contenido es variable) de una pureza y mística especial. Las acuarelas son un tipo de pintura diluido en agua que da la sensación de ligereza y evoca a la naturaleza más silvestre. Esta tarta cumple con esa maravillosa función.
La ruffle cake también ocupa los puestos más altos y su apariencia tiene toda la culpa. A través del merengue que se dispone en formas onduladas, el resultado es único y aporta una elegancia especial. El resultado se obtiene tras una dura elaboración con la llamada boquilla de pétalo para hacer las formas onduladas.
La opción de la tarta falsa es cada vez más recurrente y se apuesta por ella para cumplir con la tradición de cortar la tarta, aunque en su interior no haya nada. Como su propio nombre indica, es una tarta de mentira, falsa, una pantomima repostera. Suele realizarse una pequeña parte para llevar a cabo el paripé, pero, en estos casos, los novios tienen preparado otro postre nupcial que concuerde más con sus gustos. En los últimos tiempos, se han servido diferentes tartas, pasteles, bizcochos, muffins, cupcakes, macarons, helados y otras muchas alternativas. La tarta falsa solo es el principio.
3. Adaptar la tarta al tipo de boda y menú
Aunque en las bodas se puede gozar de libertad plena, en casi todas se suele seguir una línea que, casi sin pretenderlo, sigue la personalidad de los novios a pies juntillas. Todo el sarao suele ir en una dirección y, si una boda obedece a un estilo elegido previamente, la ropa de los protagonistas, el espacio escogido, el catering y, por supuesto, el pastel de boda deben ir acordes.
En este sentido, la tarta, que hoy en día está sujeta a la imaginación de novios y reposteros, suele reflejar perfectamente la personalidad de cada pareja. Así, en las bodas clásicas, quizá se vea antes una tarta de fondant o de merengue que una naked cake, más propia de las ambientaciones vintage o boho chic.
En la misma línea, el menú de la boda suele seguir las directrices que establecen los gustos de los novios, casi siempre por inercia. Y, si un menú tienes unas características en cuanto a la forma y al fondo, la tarta, que se coloca como la guinda del banquete, suele tener bastante similitud con el estilo del menú. La decoración del pastel, el juego con los sabores, el tamaño y su apariencia final no deben diferir demasiado del conjunto del menú para evitar irregularidades innecesarias.
4. Buscar al profesional adecuado
El profesional elegido es muy importante, más aún con la cantidad de nuevos reposteros y reposteras que están surgiendo de la nada. Desde que la cocina se ha convertido en un arte, la variedad de productos y artistas se ha multiplicado, así como las exigencias. Ante esto, ¿qué hacer?
En primer lugar, descubrid cuáles son vuestras expectativas. Si la tarta es un trámite para vosotros, no os compliquéis la vida y tirad de la impersonalidad, es decir, de un diseño más o menos vistoso, pero hecho en serie, que no implique un extra de vuestro trabajo. Ahorraréis en tiempo y dinero, pues el trabajo del repostero no será tan grande como en otros casos.
Pero, si sois exigentes en este aspecto, recordad que muchos pasteleros están abiertos a la ambición de sus novios, tanto de la forma, sencilla o complicada, como del fondo, con el juego de sabores que busquéis. Así, la tarta, siempre con los consejos del profesional, y tras previa revisión de sus trabajos existentes, podrá lucir según vuestra personalidad. ¡Y estará deliciosa! Obviamente, todo ello implica un precio mayor, pero si la tarta es tan importante para vosotros, seguro que no os resultará un problema invertir un poco más para tener el resultado perfecto.
5. Consejos
Investigad las diferentes opciones para vuestra tarta de boda y, ya que el exterior podría robar el protagonismo en ciertos casos, no os olvidéis de su interior y de todas las alternativas de sabores que os ofrecerá el repostero. Al igual que el menú, la tarta que viene del exterior debe pasar por degustación antes y después de haber elegido el contenido final. En el caso de que la tarta venga con el menú, bastante habitual en muchos catering, este será el último plato y formará parte de la degustación inicial.
Cuidado con las alergias. Los ingredientes de muchos dulces son proclives a contener sustancias potencialmente peligrosas para los alérgicos, pues la lactosa, el gluten, los frutos secos y las frutas suelen copar las listas de estos productos. Así pues, conseguid alternativas para los intolerantes. Evidentemente, todos los ingredientes del pastel final deben aparecer en el menú para alertar a los invitados y evitar problemas.
El transporte no se tiene en cuenta, pero si la tarta viene de fuera, ni el repostero ni sus ayudantes tienen por qué llevarla al lugar en el que te encuentres, sea el espacio de celebración u otro sitio. Informaos de ello y, si no es posible su colaboración (o, simplemente, no cuentan con ese servicio), intentad apalabrar la recogida del producto horas antes de la boda. En ese caso, averiguad cuáles son las mejores formas de conservación durante el traslado y tras este. Por suerte, si el catering o espacio acepta vuestra tarta de otros proveedores, tendrán conocimiento sobre todo ello y sabrán cómo apañárselas, aunque nunca se sabe. ¡Aseguraos de todo ello!
La tarta de boda es un momento clave y especial en la celebración tanto para los novios como para los invitados, además quedará en vuestro recuerdo para toda la vida por lo que os animamos a que disfrutéis en la elección de este momento tan dulce.